Porque es eterno su amor
Dad gracias al Señor, porque es bueno:porque es eterno su amor.Dad gracias al Dios de los dioses:porque es eterno su amorDad gracias al Señor de los señores:porque es eterno su amor.Sólo él hizo grandes maravillas:porque es eterno su amor.El hizo sabiamente los cielos:porque es eterno su amor.El afianzó sobre las aguas la tierra:porque es eterno su amor.El hizo lumbreras gigantes:porque es eterno su amor.El sol que gobierna el día:porque es eterno su amor.La luna que gobierna la noche:porque es eterno su amor.Dios perdonó mi debilidad:porque es eterno su amor.Y me liberó de la oscuridad:porque es eterno su amor.Con mano poderosa, con brazo fuerte:porque es eterno su amor.Dios me ofrece su gracia:porque es eterno su amor.Dios creó en mí una nueva esperanza:porque es eterno su amor.Y me llamó a una nueva vida:porque es eterno su amor.En nuestra humillación se acordó de nosotros:porque es eterno su amor.Y nos libró de nuestros opresores:porque es eterno su amor.El da alimento a todo viviente:porque es eterno su amor.DAD GRACIAS AL DIOS DEL CIELO:PORQUE ES ETERNO SU AMOR.
Salmo 136

Parroquia Espíritu Santo-Río Cuarto

miércoles, 12 de mayo de 2010

Padre Carlos Mugica, semblanza de un cura como pocos

NUESTRO HUMILDE HOMENAJE A UN CURA COMO POCOS, Y A TODOS AQUELLOS QUE HAN HECHO SU OPCIÓN PREFENCIAL POR LOS MAS POBRES...


MÁRTIR DE LOS POBRES

CARLOS MUGICA SACERDOTE

HOMENAJE A LOS 36 AÑOS DE SU MARTIRIO

El mártir que vive en el alma del pueblo

FRASES DEL PADRE MUGICA
"Puedo morir por mis ideas, pero no matar por ellas”
“Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia, luchando junto a los pobres por su Liberación. Si el Señor me concede el privilegio, que no merezco, de perder la vida en esta empresa, estoy a su disposición."
“No tengo miedo de morir. De lo único que tengo miedo es que el arzobispo me eche de la Iglesia”
Le gustaba repetir la frase del sacerdote francés, el abate Pierre: “Antes de hablarle de Dios a una persona que no tiene techo es mejor conseguirle un techo”

ALGUNOS FRAGMENTOS DE MISA PARA EL TERCER MUNDO
Escrita por Mugica, en algunos párrafos dice: “Señor ten piedad de nosotros/Señor ten piedad de nosotros/ Tu que has nacido pobre/ Y has vivido siempre/junto a los pobres/ Para traer a todos los pobres/ la liberación... / Te alabamos/ Porque luchamos para que nuestros niños/ hambrientos coman/ TE Damos gracias, Señor/ Porque no sos un Dios espectador/ Sino un Dios hecho hombre/ Que padece el padecimiento de los hombres./ Te damos gracias, Señor.../ Señor Dios, Cordero de Dios/ Que sigues desangrándote/ en los hacheros del Norte/ Desangrándote/ En las favelas del morro/ Desangrándote/ En el frío de los pobres, Desangrándote/ en la carne del torturado/ Desangrándote./ La humilde María, lo parió en un establo/ Padeció mucho bajo Poncio Pilatos/ porque su causa era la de los pobres/ Lo clavaron en una cruz/ y murió con la muerte de los bandidos/ y bajó a lo hondo del hombre./ Resucitó, volvió a la vida/ y se puso la piel del Hombre Nuevo/ Resucitó/ subió a la vida/ y está junto al padre que todo lo puede/ porque es amor.”

El padre Carlos Mugica fue un paradigma de su tiempo, a la vez que una contradicción en sí mismo. Hijo de una familia de clase alta, ofrendó su vida por los más humildes, incluso conociendo de antemano que ésa era una posibilidad demasiado cercana. Para servirles, renunció a una prometedora carrera en el seno de la iglesia, que podría haberlo llevado a las más altas jerarquías, ya que era un hombre de brillante inteligencia. Pero eso no era todo: era un cura peronista que trabajaba en el Barrio Comunicaciones, hoy Villa 31. Vivió sin miedo y sin pedir nada para sí mismo. Lo asesinó un matón a sueldo, en el que algunos creyeron reconocer al comisario de la Policía Federal Rodolfo Almirón. Después de 30 años, para desmentir a sus asesinos, Mugica sigue siendo recordado como lo que fue: un cura como los que prefería otro mártir de aquellos tiempos, el "Chacho" Angelelli: "con una oreja en el Evangelio y la otra en el pueblo"

"..En 1949 comenzó la carrera de derecho –de la que cursó sólo dos años- en la Universidad de Buenos Aires. En 1950 viajó con varios sacerdotes y con su amigo Alejandro Mayol a Europa, donde comenzó a madurar su vocación sacerdotal. En marzo de 1952, a los 21 años ingresó al seminario para iniciar su carrera sacerdotal.
Finalmente se ordenó como sacerdote en 1959. Pero ya en sus primeros destinos como sacerdote tuvo problemas. El propio Mugica recordaba uno de sus primeros tropezones con humor: "Creo que la misión del sacerdote es evangelizar a los pobres... e interpelar a los ricos. Y bueno, llega un momento en que los ricos no quieren que se les predique más...
Estando en París se enteró de la fundación del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Inmediatamente, con la presteza de los que saben que han encontrado su destino, adhirió a él. También comenzó a colaborar con el Equipo Intervillas que creó en ese año decisivo el padre Jorge Goñi

El 11 de mayo de 1974, el padre Carlos Mugica cumplió con algunas de sus rutinas habituales. A las ocho y cuarto de la noche, después de celebrar misa en la iglesia de San Francisco Solano –situada en la calle Zelada 4771, en el barrio de Villa Luro–, se disponía a subir a su humilde Renault 4-L, cuando un triste personaje –en el que algunos testigos creyeron reconocer al comisario Rodolfo Eduardo Almirón, el jefe de la "Triple A" lopezreguista– bajó de un auto y le pegó cinco tiros en el abdomen y en el pulmón. El tiro de gracia se lo dio en la espalda. Una manera infame de acabar con la vida de un hombre digno, que siempre respetó antes que nada su mandato interior, ese que nacía de su pueblo y que se prolongaba luego en su propia voz.

El sacerdote fue enterrado posteriormente en el cementerio de Recoleta, hasta que en 1999, en un acto de justicia, sus restos fueron trasladados a la Parroquia Cristo Obrero, en el Barrio Comunicaciones, donde amó y fue amado sin condiciones, que hoy –tiempos crueles- es conocido como la Villa 31.

Desde entonces, Mugica, para contradecir a sus asesinos, habita en un territorio del que jamás será desalojado: el corazón de su pueblo. Un lugar que comparte con muy pocos, el también mártir obispo de La Rioja, monseñor Enrique Angelelli
Fuente:DIARIO DE CARTAS

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